Una habitación cerrada tiene únicamente una bombilla para alumbrarse y una puerta, totalmente opaca y sin rendijas que deje entrar o salir la luz. En el exterior de la habitación, junto a la puerta, hay tres interruptores, de los que sabemos que solamente uno de ellos enciende y apaga la bombilla.
Los tres interruptores inicialmente están en la posición de apagado y la puerta cerrada. Podemos dedicar todo el tiempo que queramos a cambiar la posición de cualquier interruptor, pero en el momento en que vayamos a abrir la puerta ya no podemos volver a tocar los interruptores de ninguna forma y con ningún objeto (no valen trampas).
Abrimos la puerta, entramos en la habitación (recordemos que sin ventanas) y al salir tenemos que decir, sin ningún género de dudas, cuál es el interruptor que enciende la bombilla.